martes, 24 de marzo de 2009

LOS BOBESPONJAS


Creo que en todas las empresas existe un bobesponja, esos seres que por una extraña razón incomprensible no destacan por su higiene personal. Hablé con mi amiga la Srta. Jones y me lo confirma, al igual que mi cuñado el Sr. Tocho. Mi empresa no iba a ser menos y tenemos uno que aparte del fétido olor corporal, tambien desprende un aliento mortal. Nunca entenderé ese modus operandi o vivendi, No sé si es por pereza, vagancia, tozudez, desidia o bien porque no les sale de los cojones, o peor aun no disponen de un olfato desarrollado y tienen deficits de esas glándulas.

Podra ser debido a la crisis, a una epidemia o peor aun una pandemia mundial, el caso es que cada vez hay mas casos y mas voraces. Solo hace falta que uno coja el autobús o el metro en hora punta y se percatara de ello. Esas axilas al aire, dejando su ejercito mortal al descubierto. Esas camisetas sudorosas con olor a rancio que sin poder evitarlo se rozan a las tuyas que hasta ese entonces tenian un agradable aroma a suavizante de ropa.

Al igual que cuando Atila caminaba, la hierba no volvia a crecer, cuando el bobesponja anda, la densa niebla que le precede va contaminando cualquier forma de vida que se encuentre a menos de 500 metros de distancia.
Da lo mismo que se les regale gel, jabón, champú o desodorante y colonia, ellos nunca se dan por eludidos, para ellos es su normalidad.

Hay que luchar contra el enemigo, hay que regalarles esponjas,

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